Esmeralda, una estudiante de ciencias políticas en la Universidad de Costa Rica, ha dedicado su joven vida a luchar por los derechos de niñas, niños y adolescentes. Es una figura ejemplar de valentía y pasión, comprometida con la eliminación de las violencias que, tristemente, muchos de estos jóvenes enfrentan a diario.
De niña, Esmeralda jugaba con sus primos y aprendió a ser fuerte y valiente, a pesar de que ellos siempre estaban dispuestos a defenderla. Esas lecciones de infancia le han servido para enfrentar los desafíos de su labor como defensora de los derechos humanos.
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Esmeralda se considera una guerrera en la lucha contra la violencia hacia niñas, niños y adolescentes. Cree firmemente que, al erradicar estas violencias, podemos construir sociedades basadas en el respeto y la protección de estos grupos vulnerables.
Y aunque su camino no ha estado exento de obstáculos, como el adultocentrismo y la falta de recursos, estos desafíos solo han reforzado su determinación. Se siente inspirada por las experiencias que ha compartido con otros jóvenes y se emociona al pensar en la adolescente que una vez le dijo que aspiraba a ser como ella.
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Mirando hacia el futuro, Esmeralda espera continuar su labor de incidencia mientras concluye su carrera universitaria. Suena con colaborar con ONG’s a nivel profesional y, quizás, incluso fundar su propia organización para empoderar a niñas, niños y adolescentes con las herramientas necesarias para vivir vidas plenas y seguras.
Para Esmeralda, la bondad, la valentía, la pasión, la creación y la construcción no son solo palabras; son los pilares de su compromiso con un mundo mejor. Su historia es un recordatorio de que todos y todas tenemos el poder de hacer una diferencia y de que ninguna acción es demasiado pequeña para generar un cambio real.