Comunicado de prensa. – Londres/Ginebra, 18 de septiembre de 2025.
Un nuevo estudio dirigido por niños de la organización global de ayuda humanitaria, desarrollo e incidencia pública World Vision, que involucró a 1,235 niñas y niños de entre 3 y 18 años, expone la realidad vivida de los comedores escolares a través de los ojos de quienes mejor los conocen: los propios niños. Realizado por jóvenes investigadores desde el Brasil urbano hasta el Zimbabue rural, los hallazgos son impactantes; para los niños, las comidas escolares marcan la diferencia entre aprender y abandonar, entre dignidad y exclusión, entre hambre y esperanza. Sin embargo, millones aún no las tienen.
Los niños hablaron fuerte y claro:
- El 59% calificó sus comidas de manera positiva, pero el 38% expresó insatisfacción.
- En Ruanda y Zambia, las comidas mantuvieron a los niños en la escuela y redujeron las tasas de deserción.
- En Zimbabue, los niños describieron el devastador impacto de una provisión inconsistente o inadecuada de alimentos: hambre, fatiga y exclusión del aprendizaje.
- La mayoría de los niños informó que rara vez, o nunca, se les consulta sobre lo que comen.
El informe “Las comidas escolares en nuestras palabras: Eligiendo nuestro futuro” también revela qué funciona. En todos los contextos, entre un 70% y un 95% de los niños dijeron que las comidas les ayudaban a concentrarse. En Camboya y Perú, los comedores escolares seguros y nutritivos mejoraron la concentración en clase, redujeron los costos alimentarios del hogar y lograron que más niños permanecieran en la escuela. En Malaui, la avena fortificada aumentó la asistencia. En todos los contextos, entre un 70% y un 95% de los niños dijeron que las comidas les ayudaban a concentrarse. Y los beneficios se extendieron mucho más allá del aula: en Indonesia y en República Dominicana, los niños vincularon las comidas escolares con la reducción del estrés familiar y una mayor sensación de ser cuidados en la escuela.
Para Karla, una niña de 13 años de República Dominicana, ser escuchada es más que un derecho, es el reconocimiento de su realidad cotidiana. Ella comparte de forma sencilla: “Las comidas escolares garantizan al menos una comida al día. Ayudan a familias como la mía.”
Las cifras confirman sus palabras
Cada dólar estadounidense invertido en comedores escolares genera entre 3 y 9 dólares en retornos sociales y económicos. Algunos estudios señalan hasta 35 dólares en beneficios agregados a través de distintos sectores. Pocas intervenciones ofrecen un valor tan extraordinario.
“Las comidas escolares son mucho más que un plato de comida, son una inversión poderosa y comprobada en el potencial humano, las economías nacionales y la equidad social. No se trata solo de un tema nutricional; es dignidad, justicia y educación. Y las mejores personas para decirnos cómo hacerlas bien son los propios niños,”
afirmó Lisa O’Shea, Directora Senior de Incidencia Infantil y Digital, Incidencia y Participación Externa de World Vision International.
A pesar de la evidencia, los fondos externos se están reduciendo
Los avances logrados en contextos frágiles y humanitarios corren un serio riesgo de desmoronarse. Hoy, 2,300 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria moderada o severa. Solo en África, el hambre afecta a más de 307 millones de personas, aproximadamente una de cada cinco. Estas no son cifras en una hoja de cálculo: son madres que dejan de comer para que sus hijos puedan hacerlo, y adolescentes que abandonan la escuela para buscar trabajo.
Este estudio de investigación forma parte de la campaña ENOUGH, de World Vision, que pide poner fin al hambre y la malnutrición infantil en todo el mundo y será presentado en la Cumbre Global de Comidas Escolares 2025 en Brasil, un momento crucial para asegurar compromisos audaces y duraderos que garanticen comidas escolares nutritivas para cada niño, en todas partes, para el 2030. El llamado de World Vision no podría ser más claro: los líderes deben actuar ahora. Los comedores escolares son una inversión estratégica en el capital humano, el desarrollo nacional y, sobre todo, en el futuro de los niños.
“A los gobiernos, donantes y socios para el desarrollo, el mensaje es claro: lo que se necesita ahora es una acción audaz y sin disculpas. No actuar no es solo negligente, es imperdonable,” añadió O’Shea.
FIN-
Para entrevistas con los medios, contactar a: Karla Harvey, Asesora Principal de Comunicaciones de Impacto y Participación Externa. Correo electrónico: karla.harvey@wvi.org