World Vision El Salvador.- Me llamo Ethan, tengo 13 años, soy hijo único y vivo con mis papás en Santa Ana, al oeste de El Salvador. Me gustan mucho las matemáticas, sueño con ser piloto aviador y me fascina todo lo que tenga que ver con la tecnología.
Hay un acontecimiento que marcó mi vida y fue cuando en el año 2022 me invitaron a participar en “Chosen”, del programa Sembradores de Amor. No entendía bien lo que iba a pasar. En la iglesia nos dijeron que, por primera vez, nosotros —los niños y niñas— podríamos elegir a nuestro patrocinador. Sentí nervios, emoción y una gran expectativa. Recuerdo que antes de salir de casa, mi mamá me tomó de la mano y oramos juntos: «Señor, que esta elección venga de ti, que sea la correcta».
Ese día, llegué al lugar con muchos pensamientos en la cabeza. Había varias fotos frente a mí, rostros sonrientes de personas que querían apoyarnos. Pero hubo una que me llamó la atención, una familia que se veía unida y feliz. En esa imagen había algo especial. Así fue como elegí a mi patrocinadora Britney.
Desde el primer momento supe que no me había equivocado. Cuando le escribí por primera vez, le envié un dibujo hecho por mí. No quedó perfecto, pero lo hice con mucho cariño. Poco después, en mi cumpleaños, recibí una carta suya llena de palabras cálidas, como si ya me conociera de toda la vida. ¡Y también me envió un regalo! Unos zapatos, camisas y alimentos. Siempre se acuerda de mí en cada fecha especial, y eso me hace sentir acompañado y querido.

Me ha impactado, que sin conocerme en persona, ella me escribe con tanto cariño. Sabe que me gusta el basketball, que disfruto estudiar y me cuenta también sobre sus hijos. Ha sido un ejemplo para mí. Incluso me regaló una bicicleta… ¡mi primera bici! Ese día me sentí el niño más feliz del mundo.
Aunque pasamos momentos difíciles —como durante la pandemia, cuando por varios meses dejaron de recibir salario—, nunca perdimos la fe. Mi mamá siempre dice que Dios ha provisto, y hoy vemos su mano a través del patrocinio.
Desde que tengo 9 años formo parte de World Vision El Salvador. He participado en muchas actividades, talleres sobre derechos de la niñez, celebraciones por el Día del Niño, festivales, encuentros de verano, fiestas de Navidad.

Mi mamá, Sandra, expresa: «Durante la pandemia atravesamos una situación muy difícil. Mi esposo y yo perdimos nuestros empleos cuando cerró la empresa donde vendíamos electrodomésticos. No teníamos ingresos, y fue un momento muy duro para nuestra familia. En ese tiempo, World Vision, recibimos alimentos, kits de higiene y muchas otras ayudas que fueron un verdadero alivio. Además, en nuestra comunidad, el programa nos ha brindado charlas sobre salud e higiene, orientación sobre nutrición, vales de alimentos, purificadores de agua y mucho más. Cosas que tal vez parezcan pequeñas, pero que para nosotros significan muchísimo”.
Y es que la verdad no estábamos acostumbrados a recibir ayuda. Siembre hemos salido adelante como familia, pero hoy es diferente. Nos sentimos acompañados y respaldados por World Vision y la patrocinadora. Eso es algo que nos llena de esperanza y gratitud.
Mi patrocinadora y su familia siempre están presentes en mis oraciones. Aunque no la conozco en persona, la siento muy cerca, como parte de mi vida. Sueño con poder aprender bien inglés para poder escribirle directamente en su idioma y seguir contando con su amistad y cariño.