La organización, junto a otras instituciones, impulsa acciones para apoyar a la población haitiana, especialmente a madres y niños. No obstante, señala que se requiere más apoyo internacional.
La crisis humanitaria en la que está sumida Haití desde hace varios años ha provocado el desplazamiento forzado de 1,3 millones de personas y un incremento del 70% de las deportaciones desde la vecina República Dominicana. Mujeres embarazadas y otras con sus hijos recién nacidos destacan entre los afectados, mientras que la ola de violencia mantiene marca a toda una generación de infantes. Esto ha llevado a World Vision a hacer un llamado urgente a la comunidad internacional.
La organización, en colaboración con ONG locales y redes de fe, se ha dedicado a brindar ayuda de emergencia y apoyo psicosocial en puntos fronterizos clave con República Dominicana, así como a efectuar registros de nacimiento y servicios de protección infantil.
A la vez, entrega asistencia a familias desplazadas dentro de Haití y opera espacios amigables para la niñez –donde los pequeños encuentran seguridad, juego y aprendizaje en medio del caos– y da acompañamiento a mujeres embarazadas, mediante controles médicos y orientación legal para acceder a servicios.
En 2 años de acción humanitaria, World Vision ha brindado apoyo a más de 149.000 personas.
66.900 personas han recibido transferencias de efectivo para alimentación, refugio o atención médica. 8.890 niños y niñas han sido recibidos en nuestros espacios seguros. Más de 27.800 víctimas de violencia de género recibieron apoyo psicosocial.
En un reciente informe, la organización señala que la nación caribeña necesita más apoyo y subraya los riesgos crecientes para la niñez, enfrentada a problemas por el desplazamiento, el hambre, su condición de apátrida y, en muchos casos, por la separación familiar. Por ello, reitera a fundaciones, organismos de cooperación multilaterales y donantes privados a aumentar los fondos humanitarios para Haití y la respuesta en la frontera e insta a la comunidad internacional a priorizar los derechos de los migrantes y refugiados, a fin de garantizar su protección conforme al derecho internacional.
A su vez, World Vision clama por prevenir el reclutamiento y explotación de la niñez por el crimen organizado, a proveer servicios de salud, nutrición y apoyo psicosocial, para atender las graves secuelas que la violencia está dejando en la niñez haitiana.
Zozobra en escalada
La continua y sistemática deportación de personas altamente vulnerables desde República Dominicana, incluyendo mujeres embarazadas y enfantes, está ejerciendo una inmensa presión sobre los servicios humanitarios, de por sí saturados, en el lado haitiano. Solo en la primera mitad de este 2025 fueron deportados al menos 145.000 haitianos y haitianas; además, elevan la cifra de afectados a 200.000.
Para ponerle rostro a la tragedia, cita como ejemplo los casos de tres mujeres que viven con la incertidumbre de ser deportadas: Lillian, con tres meses de embarazo, quien ha estado bajo control prenatal por miedo a ser expulsada del país; Andreina, quien está en su tercer trimestre y se las ha arreglado para lograr algunos consultas privadas porque fue rechazada en hospitales públicos por falta de documentos; y Stephanie, quien escala muros y árboles para esquivar a las autoridades migratorias dominicanas al intentar vacunar a su hijo.
La organización humanitaria propone afrontar refugio y protección duraderos, la respuesta humanitaria segura y el compromiso sostenido de otros sectores para proteger a una generación marcada por la violencia y el temor. World Vision advierte que la emergencia humanitaria prolongada ha dejado a la niñez haitiana atrapada entre el fuego cruzado de las pandillas, el hambre y la falta de atención global, mientras que un nuevo informe, basado en los testimonios de 840 personas desplazadas (incluidos 271 niños, niñas y adolescentes), revela que la infancia en Haití está siendo sistemáticamente despojada de sus derechos más básicos.
La crisis que vive Haití impide que toda una generación de niños y niñas puedan hacer valer sus derechos básicos de alimentación, educación, protección y cuidado emocional.
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